El secreto de la infelicidad es pasar el tiempo pensado que las cosas que tienen los demás es lo que nosotros queremos y no podemos tener.
EB
miércoles, 20 de febrero de 2008
martes, 19 de febrero de 2008
¿Miscelánea?

Una vez un gran amigo mío me dijo que las rupturas son parte natural de nuestras vidas. La ruptura con una persona, cosa o hasta un lugar. Más que rupturas las llamaría separación. Nuestras vidas son constantes idas y venidas, en las idas te enganchas y en las venidas te desprendes. Constantemente rompemos lazos con lo que creíamos no había separación, a veces lo buscamos y otras veces lo encontramos. Indiferentemente creo que no podríamos imaginarnos un mundo sin separaciones, en tal caso seguiríamos igual que el primer día y, parte de crecer y aprender es cambiar.
Los cambios nos llevan para bien o mal para mejor o peor, separarnos y decir adiós aunque no estemos preparados.
A fin de cuentas debemos construirnos nuestro propio camino y a veces el mismo no viene acompañado de rostros a los cuales estamos acostumbrados. Tal como dice Jorge Luis Borges "Que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas?" aunque estoy de acuerdo con la frase de una forma simbólica no literal, creo que tiene sentido lo dicho. Debemos seguir el curso de nuestras metas vengan acompañadas con ají dulce o amargo. A veces la expectativa del camino nos hace más interesante lo obtenido y lo que está por obtenerse. Tal es así que si conocieramos todo lo que nos viene no tendríamos ganas, entusiasmo ni valor de levantarnos para sólo ver lo ya sabido.
Los cambios nos llevan para bien o mal para mejor o peor, separarnos y decir adiós aunque no estemos preparados.
A fin de cuentas debemos construirnos nuestro propio camino y a veces el mismo no viene acompañado de rostros a los cuales estamos acostumbrados. Tal como dice Jorge Luis Borges "Que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas?" aunque estoy de acuerdo con la frase de una forma simbólica no literal, creo que tiene sentido lo dicho. Debemos seguir el curso de nuestras metas vengan acompañadas con ají dulce o amargo. A veces la expectativa del camino nos hace más interesante lo obtenido y lo que está por obtenerse. Tal es así que si conocieramos todo lo que nos viene no tendríamos ganas, entusiasmo ni valor de levantarnos para sólo ver lo ya sabido.
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